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Monaguillos

EL SERVIDOR DEL ALTAR COMO TESTIGO DE JESUCRISTO


El Acólito es Servidor y Testigo de Jesucristo.


EL acólito es destinado al servicio del altar y ayuda del sacerdote y del diácono”.

La palabra ‘clave’ en esta frase es la palabra “servicio”. El acólito está llamado a servir, muy en especial en la

celebración eucarística.

La palabra “servir” es un término bíblico de mucho contenido e inspira respeto. Aquí no se trata de un servicio

esclavizante o humillante, sino un privilegio noble de poder servir. Se trata aquí de “servicio religioso”.

Cristo y el prójimo sirven. También la comunidad creyente y el mundo sirven: todos los cristianos están

llamados a servir. El acólito tiene el privilegio de expresar y vivir esta vocación en el servicio de la liturgia.

EL SERVICIO EN EL ALTAR

Pero de esta nobleza de su función, fluye también el deber de cumplir esta tarea de servicio de una manera

constante, digna, alegre y devota. Y eso sólo es posible si conoce bien su tarea.

Al mismo tiempo, el acólito es el testigo de Jesucristo. Da testimonio de su fe en Jesús, no sólo dentro de la

Iglesia sino en toda su vida: en la familia, en la escuela, en las actividades deportivas, etc. En todas partes se

siente orgulloso de ser cristiano e irradia amor hacia el Señor y hacia los demás, a través de todo su

comportamiento. Sacará fuerzas del contacto frecuente con los sacramentos de la Eucaristía y la Penitencia,

para dar testimonio de Jesús y vivir como Él lo desea. A través de la oración diaria, será capaz de mantenerse fiel al Señor.
Gracias a:  Monaguiillos

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